Definimos cultura como el conjunto de creencias, valores y comportamientos adoptados y practicados por una sociedad. La cultura tiene formas de manifestarse a través de símbolos, el lenguaje, rituales, etc.; que finalmente la diferenciarán de otras culturas.
La cultura de una sociedad es determinante en el desarrollo de los individuos que la conforman, pues ésta forma un papel fundamental en la configuración social, puesto que define el comportamiento (normas, costumbres, etc.) que el individuo deberá seguir para pertenecer a la sociedad y así identificarse con su grupo.
En las organizaciones, existen diferentes tipos de cultura, siendo unas más conservadoras y otras más flexibles y adaptables. Sin embargo, es importante que toda organización defina su cultura organizacional ya que ésta es el punto de partida para establecer la estrategia del negocio, planes de desarrollo para el personal, etc. Y que además impacta directamente en la operación de sus procesos.
La organización debe definir la cultura con base en los comportamientos predominantes de los individuos que la conforman, así como en los comportamientos deseados por la organización para el cumplimiento de sus objetivos estratégicos y acorde a su visión.
La cultura define al individuo, pero el colectivo define la cultura, por lo tanto, para definir la cultura organizacional, se debe realizar un estudio demográfico, con el objetivo de identificar los comportamientos prevalecientes en nuestra población; además de integrar a este estudio factores importantes como el promedio de antigüedad de nuestros colaboradores, su experiencia, así como procesos y conocimientos relevantes de la organización.
Por otro lado, es importante identificar y analizar los aspectos que la compañía considera claves como, por ejemplo, temas de medio ambiente, liderazgo, responsabilidad social y mejora continua y que deberán integrarse como parte de la cultura.
Desde el enfoque del desarrollo organizacional, es la cultura la que permitirá identificar y desarrollar las competencias y habilidades clave para la operación de los procesos. La organización debe definir, además, las acciones que ejecutará para permear la cultura a todos los niveles de la organización, esto permitirá a su vez que el individuo se identifique con la organización y manifieste los comportamientos deseados para el logro de los objetivos.
Si como organización logramos definir y permear una cultura organizacional fuerte, en la que los valores, la misión y visión, han sido fuertemente internalizados por todo el personal, garantizamos también la integración de equipos de trabajo más eficaces, uniformidad en los procesos y mejora en el desempeño de los colaboradores, además de impactar en indicadores de rotación, clima laboral y satisfacción.
¡Una cultura organizacional fuerte… es la clave del éxito!